Carmen

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autor.: cejuanjo

Remitido el 27-05-11 a las 12:44:12 :: 1183 lecturas


El triunfo de la revolución zapaterista trajo consigo diversas peculiariadades en la situación política. Entre las más llamativas está, que duda cabe, el bombo de Carmé Chacón pasando revista a las tropas españolas que estéticamente se me antojó algo así como si yo mismo anduviese moviendo mis caderas de concursanta en un certamen de Miss Universo. Pero aunque en la estética haya cosas que no pegan ni con cola [o eso nos parece a algunos viejos carcamales] en la política no tiene porque ser así y por tanto debemos aceptar, y así lo hicimos, a Carmé como ministra de Defensa con el mismo idéntico buen grado con que aceptamos a Leire Pajín como ministra de Sanidad pues tanto y tan sólido fundamento tiene el que la primera nos defienda como el que la segunda nos cure.

Las últimas elecciones han aclarado que el paso de los años ha mustiado los claveles de la revolución zapaterista y la horda sebosa de los vástagos de Alianza Popular avanza con el semblante de Iñigo Arista dispuesta a pasar a cuchillo la titularidad de los despachos que hoy ocupan sus adversarios. Su sonrisas satánicas auguran el exterminio de la sede de Ferraz, como ocurrió con Numancia y como pasó también con Sagunto. Pero ante la furia de la horda se alza cegador y potente el brillo de la calva de Alfredo Pérez Rubalcaba. El fue quien puso coto a los desmanes de los controladores mientras Zapatero bailaba el minué en la Isla de Coria y él también fue quien dejó a los indignados que hiciesen el mamón hasta que los abatiese el aburrimiento, derrota con menos coste político que la represión policial un día antes de las elecciones.

Extrapolando los resultados que ha obtenido el PP a las elecciones generales resulta que esta gente sacaría 162 diputados. Siete menos de los que consiguió el Partido Socialista en el año 2008. Como ya comentamos en otro de nuestros flamantes escritos no existe una regla de tres directa entre el descalabro del PSOE y el éxito del PP, regla de tres que sólo se hace valer mediáticamente por el desprecio mediático a las minorías. Ni Zapatero es Landelino Lavilla ni mucho menos Mariano Rajoy es Felipe González. En este sentido, y siendo apostable con ciertas garantías un triunfo del PP en 2012, la opción estriba en elegir entre una oposición en la que sean protagonistas señoras alborotadas o una resistencia robusta regida por la calvicie de algo parecido a un X-Men.

Pues nada, chavales, esta es la reflexión política a un par de días del examen.

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