Cuando aun no se han olvidado del todo las encendidas defensas del PP a la continuidad de las estatuas de Franco, sobre todo las ecuestres, por su valor histórico (?) aparece un tal Alberto (líder del PP de Barselona) diciendo en rueda de prensa que no es lógico ni necesario que Barcelona tenga un monumento a los gays. Siendo evidente que el hecho de ser gay no justifica el que a uno le levanten un monumento es también verdad que el monumento consistirá en un monolito en forma de triángulo con una inscripción en recuerdo de las personas represaliadas por su orientación sexual. Por tanto su erección no trae causa de que a uno le gusten o le dejen de gustar los tios sino de que durante el franquismo existía una ley por la que a uno le metían en la cársel porque ser gay era legalmente un peligro social. O dicho de otra manera. A lo que lógica y necesariamente se opone este individuo no es a un monumento contra el amor distinto sino a un monumento contra la represión franquista. Que al fin y al cabo de eso se trata. De represión.